La nueva Clase E de Mercedes también es carne de cañón para el reconocido Brabus, a pesar de que por su estilo más señorial parezca que que sea menos necesario retocar su forma para sacarle más jugo deportivo. Pero aquí está el trabajo del preparador alemán, que trae tanto la mejora estética como la mejora de potencia. Y ésta no es precisamente corta.
En la nueva generación la inclusión de las nuevas formas en las luces delanteras propició una imagen de sencillez con la que Brabus rompe al rediseñar el frontal con un parachoques con más paso para el aire y aletas muy diferenciadas. De esta forma se ven obligados a reposicionar las luces diurnas más hacia el lateral, poniendo como opcional el añadir otro grupo de luces. Avanzando por el lateral vemos unos faldones discretos pero que alargan ligeramente la altura visual.
En cambio si nos vamos a la “popa” del Clase E se puede apreciar que han sido más discretos con los cambios, incluyendo un sencillo parachoques y nuevos tubos de escape. Como habitualmente en Brabus la cantidad de opciones para configurar los soportes del coche, las llantas de aleación, es muy amplia e incluyen las típicas Brabus Monoblock con tamaños desde las 17 hasta las 20 pulgadas. También es muy personalizable el tema de la suspensión, con mejoras que incluyen una unidad de control específica para las regulables Airmatic.
Aunque han anunciado diferentes kits de potenciación para las variantes BlueEfficiency, las que copan la mayor parte de la gama del nuevo Clase E, el “gordo” de las mejoras mecánicas se encuentra en el V8 del E 500. Simplemente incrementando la cilindrada del ocho cilindros desde los 5 hasta los 6.1 litros consiguen aumentar proporcionalmenta la potencia hasta los 462 CV (388 CV originales).
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