En el mundo del tuning están las preparaciones radicales, las preparaciones de locura y luego está Mansory. El preparador afincado en Inglaterra se ha ganado toda una reputación – no sé de qué tipo – con las modificaciones que lleva a cabo sobre diferentes vehículos de lujo, tales como el McLaren Mercedes SLR o en este caso el Porsche Cayenne. Sin embargo, en esta ocasión se han comedido especialmente creando un producto equilibrado y atractivo, lejos de su bizarro extravagante Cayenne Chopster.
Las modificaciones a la carrocería son lo habitual en una preparación. En el frontal se instala un nuevo paragolpes trufado de tomas de aire, pero no demasiado diferente a la unidad de serie. El capó de sustituye por una nueva unidad terminada en exclusiva fibra de carbono. Ya en perfil llama la atención el gran ensanchamiento al que se han sometido los pasos de rueda, que ahora albergan unas llantas de 22 o 23 pulgadas y en mi opinión acertado diseño, en consonancia con la amenazadora presencia del SUV.
Unos nuevos faldones y tubos de escape finalizan el repaso estético a este Cayenne de segunda generación. Parar a un Cayenne – equipado con cualquier motorización – es un duro trabajo para el sistema de frenos, que debe soportar más de dos toneladas lanzadas. Es por ello que Mansory ofrece por primera vez su recientemente desarrollado kit de frenos deportivos, consistentes en unos discos de 420 mm de diámetro en el eje delantero (!) y 375 mm en el trasero, abrazados respectivamente por pinzas de 8 y 4 pistones.
Junto a la suspensión rebajada, el equipo de frenos promete mejorar de manera sustancial el desempeño general del SUV deportivo, pensado para ofrecer viajes imponentes en autopista y carreteras no demasiado técnicas. Finalmente Mansory pone a disposición de sus clientes un completo programa de personalización del habitáculo de sus Cayenne, le harán al amplio interior todo lo que queramos, siempre a un precio. A continuación una liviana galería de imágenes.
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