El centro de la preparación es lógicamente el amolde del Challenger sobre el asfalto, facilitado por una suspensión coil-over System Multi-Pro-R2 que Eibach utiliza habitualmente en sus trabajos del otro lado del atlántico. Como era de imaginar, ésta puede ajustarse en altura para que el conductor adapte el comportamiento del coche y evite dejarse los bajos si circula por la ciudad. Para darle un poco de “vidilla” le coloca al SRT8 unas llantas OZ Botticelli III de 22” en color negro y con un combinado borde naranja. Los neumáticos colocados son unos Toyo Proxes T1R.
Eibach retoca el Dodge Challenge SRT8
El naranja y el negro son los colores por excelencia de este modelo, herencia histórica desde luego, y Eibach lo sabe así que reafirma el interior recargando embellecedores, la consola central o la zona baja del cambio con el color de la pasión. Su equipamiento, además, viene reforzado por la incorporación de un equipo de sonido Alpine Electronics instalado por los grandes especialistas alemanes XTON.
Como coupé deportivo y como vuelta de un auténtico muscle car, el Challenger SRT8 guarda bajo su capó un auténtico motor HEMI V8 de 6.1 litros que produce 425 CV y un poderoso par máximo de 569 Nm. Le son suficientes para alcanzar las 60 millas por hora (100 km/h) en sólo 4.9 segundos y para marcar la barrera de los 13 segundos desde parado hasta el cuarto de milla (402 metros).
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