El Toyota Yaris es un utilitario de tres o cinco puertas, cinco plazas y una longitud de 3.75 metros de longitud. La marca japonesa acaba de presentar en el Salón de Bolonia un lavado de cara que afecta ligeramente a su estilo exterior, donde hay incluso novedades tecnológicas, y además añade a la gama un nuevo motor de gasolina que se coloca como el más potente.
La estética siempre ha sido un punto bastante criticado por su líneas excesivamente “huevo” y este es un punto que se mantiene aunque con ciertos retoques que lo mejoran. La parte más “atacada” es la del tren delantero, donde se sitúa un nuevo parachoques algo más redondeado que esconde un respiradero de líneas horizontales en lugar de cruzadas. Encima de esta defensa frontal se sitúan unas nuevas ópticas, novedosas sobre todo porque incluyen luz de diodos LED. En cambio, las traseras no cambian su diseño pero si sitúan los intermitentes en la parte central.
El en el interior del habitáculo si se sienten más los cambios para el próximo año. Aparece un nuevo tapizado para los asientos, en color negro con pequeños cuadros en gris y blanco. El panel de instrumentos recibe un arreglo de sus botones, así como se mejora el formato de las salidas del aire y de los mandos para controlar el aire acondicionado. El resto del habitáculo permanece constante, guardando con ello un aspecto de plástico pero con comandos usables y útiles huecos portaobjetos.
Los motores del nuevo Yaris son ahora tres gracias al nuevo bloque VVT-i de 1.33 litros de cilindrada que aporta 101 CV de potencia, ofrecida a 6.000 rpm junto a un par máximo de 132 Nm desarrollado en las 3.800 rpm. Este mismo bloque fue presentado para el nuevo Auris, y en el Yaris representa la sustitución en esta nueva gama del motor de 1.3 litros, también con tecnología VVT-i, que desarrollaba 87 CV. Ofrece un claro ahorro de consumo y además cuenta con una mayor fuerza por giro del motor máxima.
El 1.33 litros se puede elegir con dos cambios diferentes, un manual de seis marchas o uno automático MMT también de seis velocidades. Únicamente con el primero se incorporará la función Start&Stop, también introducida en el compacto, con la que el motor se para en cuanto el coche se detiene y se coloca la palanca de cambios en punto muerto, consiguiendo un ahorro de un 15% en el consumo de carburante. En estas circunstancias, el gasto medio es de 5.1 litros/100 km (un litro menos que el VVT-i anterior). Además, acelera a 100 km/h en 11.7 segundos y alcanza los 175 km/h.
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