El Nissan 370Z es el nuevo coupé de la marca japonesa, remozado y renovado con los nuevos tiempos y con la misma garra que su predecesor 350Z. El mundo de tuning tiene en la serie “Z” un punto de partida desde tiempos inmemoriales y el 370Z no iba a ser en absoluto una excepción. La casa nipona Branew es la última que ofrece su propia versión del coupé biplaza y aunque no sea muy conocido, el estilo que aplican a sus trabajos sí que es bastante reconocido.
A primera vista parece que estamos ante un 370Z mucho más lanzado y parte de las causas de esta impresión provienen de unas ruedas de un gran calibre, basadas en una llantas de aleación cromadas con un diámetro de 22 pulgadas y unas gomas de un perfil marcadamente más fino que las de serie. Los brazos de la nueva suspensión permiten incrementar la dureza del “pegado” al suelo y simultáneamente bajar la carrocería, afinando al mínimo el espacio que hay entre el neumático y el escudo contra salpicaduras.
La carrocería de color blanco satinado es una de las señas identificativas de este preparador al igual que el gran número de accesorios aerodinámicos (spoilers, estribos laterales, alerón trasero, etc), disponibles en fibra de vidrio o en fibra de carbono a elegir. Con estos recambios se pierde una parte del peso original del 370Z y además se consigue una estética más afilada en los cercanos bajos al suelo.
Complementando su “look” agresivo se puede mejorar su dinámica de una forma suave pero medible con una actualización de los frenos o un aumento ligero de potencia basado en un pequeño refinamiento de la centralita del motor y un nuevo y más rumoroso silenciador. La ganancia de fuerza es pequeña pero en sonido el asunto será bien diferente.
Lo cierto es que este trabajo de Branew tiene un cierto parecido con el Stilysh Package presentado para Japón aunque personalmente me decanto por este nuevo trabajo, incluso por encima de la “oficialísima” versión Nismo.
Diariomotor
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