La potencia de su motor V6 biturbo de 3,8 litros ascenderá finalmente hasta los 520 cv a 6.500 rpm y su par máximo se quedará en 600 Nm entre las 3.200 rpm y las 5.200 rpm. No está nada mal, más aún teniendo en cuenta que su peso (uno de los aspectos más criticados del Nissan GT-R) se ha reducido en unos 90 kg, quedándose finalmente en 1.640 kg. Esta mejora en el peso se consigue gracias a la supresión de las plazas traseras y al abundante empleo de fibra de carbono, entre otras medidas.
Parece que al final no serán 560 cv, como más de uno deseaba, ni se va a rebajar tanto el peso, pero por lo menos los tiempos en Nurburgring sí que se aventuran por debajo de los 7 minutos y medio, esto es, más rápido que un Porsche 911 GT2. Se espera su llegada al mercado norteamericano a comienzos del próximo año con un precio de 130.000 dólares, una cifra que duplica el coste de un Nissan GT-R y que se justifica en parte por la exclusividad de un modelo que llegará con cuentagotas.
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