24 Horas de Le Mans de 1998. Contra todo pronóstico, una marca que apenas tenía experiencia en este tipo de competición creó una sombra de duda sobre el favoritismo de los Porsche al demostrar su performance durante las clasificaciones.
En ese entonces el jefe del equipo Toyota Team Europe, Ove Andersson, sólo quería lograr un buen desempeño. Sin embargo demostró ser el mejor auto cuando uno de ellos lideraba la carrera hasta que tuvo que abandonar casi al final de ésta, dándole el triunfo a los Porsche GT1-98.[+]
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